sábado, 15 de febrero de 2014

La mesada

Un día después de mi cumpleaños número 17 me inscribí en la ilustre universidad de Los Andes, Comunicación Social era la carrera escogida para estudiar y ejercer en los próximos años.


En el primer año de la carrera mi papá me daba 20bs diarios, en ese entonces debía pagar constantemente cyber, sacar copias de libros completos, desayunaba en la universidad, compraba dulces y hasta podía guardar una parte de ese dinero para salir el fin de semana o comprarme una que otra cosa que me gustara. No era mucho, pero lo hacía.

En segundo año todavía me mantenía la misma mesada, cuando los gastos eran mayores me daba dinero aparte, pero estaba tranquila y todavía podía desayunar casi todos los días en la universidad.




Ese año obtuve una beca trabajo de la ULA, por trabajar 8 horas semanales me pagaban 400bs, ese dinero me servía para algunos gastos personales y para no pedir tan constantemente dinero en mi casa. También conseguí un modem de internet para mi computadora, es una renta aparte que tiene mi papá, así ya no frecuento tantos cibers y me ahorraba dinero de mi mesada.

El año siguiente comenzó con la misma cantidad, pero los días lunes me daba completo para toda la semana, los gastos grandes en la universidad eran más constantes, aunque ya las copias no fueran tan abundantes porque no las ingeniábamos para que todo fuera virtual. Ahora los 100bs no llegaban ni al miércoles.

Desayunar en el NURR era raro, sacar copias era solo las necesarias y nada de ahorrar para un brillo labial. Los 100bs se convirtieron en 200/250bs, aparte de los adicionales. El tercer año fue agotador y productivo académicamente, pero económicamente tuve, como muchos, hacer cambios estructurales en mis finanzas estudiantiles. Mensualmente con los 400bs de la beca y los 800bs que me daba mi papá, el único gasto fijo era un yogurt que me comía en la hora del receso. Me volví lo más tacaña que pude.



Hasta ahora nunca he tenido que hacer mercado, comprar productos de limpieza, pagar servicios públicos o algo parecido, hasta la renta del teléfono y la ropa me la compran mis padres.

Ya estoy culminando el cuarto año, ahora no tengo ni idea de cuánto me da mi papa semanalmente, puesto que estoy haciendo el servicio comunitario y me toca comprar almuerzo dos veces a la semana, aparte de las cosas requeridas para dicho servicio, lo cierto es que muy bajito y de forma jocosa mi mamá me dijo que estaba “ganando” más que de un sueldo mínimo.

En el cuarto año de esta hermosa carrera he comprendido, que a pesar de que no tengo que hacer un viaje maratónico para llegar a clase ya que vivo a un km de distancia, que para estudiar en Venezuela hay que tener plata.

0 comentarios:

Publicar un comentario