Es cuestión de suerte

Una vivienda es algo prioritario para que una familia promedio pueda estar un poco estable. Pero antes de obtenerla, una familia como la mía, con un padre Ebanista y una mamá ama de casa han pasado por diversas odiseas para conseguirla.

En busca de la felicidad

“El resultado del indicador de escasez en alimentos fundamentales fue 26,2% en enero, lo cual representa un mejor abastecimiento de estos rubros respecto al mes de diciembre (28,3%)” fue lo publicado en el informe del INPC del BCV del mes de enero.

El aire de Paraguaná

En un reconocido centro comercial de la zona franca, nos aglomeramos casi 400 personas, la razón: aires acondicionados Split de 18.000Btu en nueve mil y tantos bolívares.

La mesada

Un día después de mi cumpleaños número 17 me inscribí en la ilustre universidad de Los Andes, Comunicación Social era la carrera escogida para estudiar y ejercer en los próximos años.

lunes, 17 de febrero de 2014

La economía informal en el NURR

El Señor Amado Mogollón es un personaje muy conocido en los pasillos del Núcleo Universitario Rafael Rangel. Por lo menos un chicle o una galleta le han comprado las personas que transitan por esta casa de estudio.


Señor Amado Mogollón. Fotografía tomada de su Facebook


En este vídeo, mis compañeras de clase Jessica Rolong y Juliet Medina, ponen de manifiesto la vida de un padre de familia que escogió la economía informal como medio para subsistir. 

Aquí relatan la historia de Amado Mogollón, uno de los 5.174.189 venezolanos que actualmente trabajan en la economía informal.





sábado, 15 de febrero de 2014

La mesada

Un día después de mi cumpleaños número 17 me inscribí en la ilustre universidad de Los Andes, Comunicación Social era la carrera escogida para estudiar y ejercer en los próximos años.

En el primer año de la carrera mi papá me daba 20bs diarios, en ese entonces debía pagar constantemente cyber, sacar copias de libros completos, desayunaba en la universidad, compraba dulces y hasta podía guardar una parte de ese dinero para salir el fin de semana o comprarme una que otra cosa que me gustara. No era mucho, pero lo hacía.

En segundo año todavía me mantenía la misma mesada, cuando los gastos eran mayores me daba dinero aparte, pero estaba tranquila y todavía podía desayunar casi todos los días en la universidad.




Ese año obtuve una beca trabajo de la ULA, por trabajar 8 horas semanales me pagaban 400bs, ese dinero me servía para algunos gastos personales y para no pedir tan constantemente dinero en mi casa. También conseguí un modem de internet para mi computadora, es una renta aparte que tiene mi papá, así ya no frecuento tantos cibers y me ahorraba dinero de mi mesada.

El año siguiente comenzó con la misma cantidad, pero los días lunes me daba completo para toda la semana, los gastos grandes en la universidad eran más constantes, aunque ya las copias no fueran tan abundantes porque no las ingeniábamos para que todo fuera virtual. Ahora los 100bs no llegaban ni al miércoles.

Desayunar en el NURR era raro, sacar copias era solo las necesarias y nada de ahorrar para un brillo labial. Los 100bs se convirtieron en 200/250bs, aparte de los adicionales. El tercer año fue agotador y productivo académicamente, pero económicamente tuve, como muchos, hacer cambios estructurales en mis finanzas estudiantiles. Mensualmente con los 400bs de la beca y los 800bs que me daba mi papá, el único gasto fijo era un yogurt que me comía en la hora del receso. Me volví lo más tacaña que pude.



Hasta ahora nunca he tenido que hacer mercado, comprar productos de limpieza, pagar servicios públicos o algo parecido, hasta la renta del teléfono y la ropa me la compran mis padres.

Ya estoy culminando el cuarto año, ahora no tengo ni idea de cuánto me da mi papa semanalmente, puesto que estoy haciendo el servicio comunitario y me toca comprar almuerzo dos veces a la semana, aparte de las cosas requeridas para dicho servicio, lo cierto es que muy bajito y de forma jocosa mi mamá me dijo que estaba “ganando” más que de un sueldo mínimo.

En el cuarto año de esta hermosa carrera he comprendido, que a pesar de que no tengo que hacer un viaje maratónico para llegar a clase ya que vivo a un km de distancia, que para estudiar en Venezuela hay que tener plata.

El aire de Paraguaná

Te daré la clave del éxito: ¡guarda ese teléfono, porque te lo van arrancar! Un señor completamente desconocido se acerco a mi de la manera más sigilosa que yo haya visto, para advertirme lo que susurraba la gente. Eso fue una mañana.

A las 8:30 p.m del dia anterior, emprendí con unos familiares un viaje para Punto Fijo, la zona libre de impuestos por excelencia para quienes buscan comprar electrodomésticos, licores o cualquier cosa, en realidad. 

A mi me ocurrió la brillante idea de pedirle el teléfono prestado a mi tía para grabar un vídeo amateur de la situación, las personas a la defensiva y con miedo de un teléfono creyeron que yo tumbaría el gobierno o los denunciaría con los dueños del establecimiento para que no obtuvieran lo que todos estábamos esperando comprar. El bolsillo de mi tío político fue un buen resguardo.



A las 3:00 am llegamos a nuestro destino, yo estaba entre dormida todavía, pero mi tío se quejaba de que en la lista ya estaban a notadas mas de 180 personas. A las 8 am después de mi "cómoda" noche de carretera, fue que comenzó la verdadera odisea. En un reconocido centro comercial de la zona franca, nos aglomeramos casi 400 personas, la razón: aires acondicionados Split de 18.000Btu en nueve mil y tantos bolívares.

El meollo del asunto

Desde que el presidente Nicólas Maduro anunció, a principios de noviembre del año pasado, que bajarían los precios de los productos electrodomésticos y otros rubros, en el marco de la lucha gubernamental contra la especulación y el acaparamiento, el pueblo Venezolano se avasallo a los comercios para comprar a "precios justos" esos artículos.

Anuncio de Maduro

Hay que acotar que el margen de ganancia de las tiendas era exorbitante y los productos eléctricos estaban carisimos, luego del despelote y de que la mayoría gastara sus ahorros y aguinaldos equipando sus casas a buenos precios, el encanto desapareció. Dos meses después, las consecuencias en algunos comercios aún son palpables, pero en la mayoría de los casos la situación empeoró y los precios son aún mayores.



Un cupo, un trabajo

Muchas de las personas que estábamos reunidas en ese centro comercial, veníamos de otras partes del país y algunos tenían varios días luchando para comprarse ese aire barato, el gasto de hospedaje y comida, encarecía por mucho lo que buscaban.

Del ciento ochenta y pico bajamos al ciento treinta, según las personas allí reunidas venderían 150 aires ese día, pero la información no estaba confirmada y solo lo sabríamos a las 11:00am cuando abrieran el Centro Comercial, así que unas personas realmente avispadas estaban vendiendo los cupos por 1.000bs ¡Si quedas entre los 150 estas hecho!, decían. Ese era el precio mínimo, nosotros "no lo necesitábamos", pero muchos si cayeron en el negocio astuto de los vendedores de cupo.

Las horas pasaban y la zozobra aumentaba, ojala entremos porque en esta zona no hay mas split a ese precio, sino habremos perdido el viaje" decían. Después de tanto esperar, por fin abrieron el centro comercial y repartieron 90 números nada más.

La solución

Nos toco ir a otro reconocido comercio, la diferencia entre precio y potencia era abismal. Uno de ventana de 8.000Btu costaba casi 7.000bs, barato en comparación con los precios del mercado Trujillano, pero igual no era viable para nosotros. La solución que propuse fue, ¡Vamos a llevarnos de recuerdo el aire de Paraguaná, por que para aires acondicionados, no hay!

miércoles, 12 de febrero de 2014

En busca de la felicidad

En una noche relajada de visita en casa de una tía, estaba mi prima haciendo las respectivas arepas con harina de maíz pelado. Una bolsa sobre el mesón y ¡Ay de ti si te veo haciendo café con leche! fue el saludo amoroso de su esposo.

Ellos tienen una niña de 3 años que aun toma tetero y a pesar de que él trabaja cerca de un popular supermercado valerano, conseguir leche para su hija es igual de complicado que para el resto de los trujillanos.

En estos días venia en la buseta con un compañero de clase, muy oficialista, pero también muy crítico, me afirmo que es a los dueños de los supermercados a quienes les interesan que haya cola, porque así se ahorran trabajadores para caletear los productos, porque los mismos compradores lo hacen. Me calle, estaba asombrada que una persona joven y talentosa pensara así. 

La noche que estaba donde mi tía, mi primo político conto que tuvieron que cerrar el supermercado, buscar a la policía para que ordenara y para que no saquearan y además, vender la leche desde la azotea pasándola con cuerdas o algo así. Esa es la historia que muchos contaron, yo no estaba allí, pero esa es la verdadera historia de nuestro país.

Lo que dicen las cifras 

“El resultado del indicador de escasez en alimentos fundamentales fue 26,2% en enero, lo cual representa un mejor abastecimiento de estos rubros respecto al mes de diciembre (28,3%)” fue lo publicado en el informe del INPC del BCV del mes de enero.
Para el venezolano promedio nada ha mejorado con respecto a los meses anteriores. Daniel Boscán un consumidor Carvajalense opina que la escasez ha aumentado y que cada día esta peor.

La leche, la harina de maíz precocida, el aceite, la margarina y el papel tóale son unos de los productos más buscados por los venezolanos, productos que están clasificados como de primera necesidad, por lo cual están fuertemente regulados por el Estado.

Enormes colas o anaqueles vacíos son dos panoramas con los que día a día se enfrentan los habitantes de un país con enormes reservas de gas y petróleo donde no hay suficientes fuentes de trabajo y “revender” los productos escasos es un muy “buen” negocio.

La política que tienen los supermercados de “2 productos por persona”, limita la adquisición de estos, entonces la cola de dos horas es solo para una o dos cositas.
Según el gobierno nacional, la escasez se presenta porque hay una guerra económica contra el presidente Nicolás Maduro y el acaparamiento domestico, por las compras nerviosas que hacen los venezolanos, afecta aún más la actual crisis alimenticia.

Algunos de los productos escaseados. Foto tomada de BBC Mundo

Según el informe que mencione anteriormente “ha disminuido”, pero ha disminuido con respecto a diciembre ¿los meses anteriores donde quedan? Según el mismo BCV, En los meses de junio, julio, agosto, septiembre, octubre y noviembre del año 2013 la escasez fue de 19,3%; 19,4%; 20%; 21,2%; 22,4% y 23%. 

Ahora la pregunta es ¿Ha disminuido? La cuenta dice que no, se ha acrecentado paulatinamente y disminuyó solo con respecto al mes anterior.

Estos indicadores también indica que el gobierno no le hace justicia a lo que esta planteado en el articulo 305 de la constitución de la República Bolivariana de Venezuela del año 1999, que reza que “El Estado promoverá la agricultura sustentable como base estratégica del desarrollo rural integral, y en consecuencia garantizará la seguridad alimentaria de la población(…)” 

Sin embargo, con la medida tomada más popular tomada por el gobierno nacional que fue importar 39 millones de rollos de rollos de papel sanitario, este producto se ha visto con mayor frecuencia en los supermercados. La situación de la leche es peor, con la harina y la margarina ha disminuido solo un poco.

El turno es para

En este nuevo año se han sumado a la lista otros productos alimenticios y de higiene personal. La harina de trigo, el azúcar, la cera para pisos, el jabón en polvo y de tocador también son muy difíciles de encontrar. Pero la parte más jocosa de todas es que mi hermano, un chavista extremista, exclama indignado que ya en este país ni envenenarse las tripas se puede, porque hasta las gaseosas están desaparecidas.

Pero como no solo de pan vive el hombre, toca cambiar la dieta a yuca, ñame y plátano y pasarlo con jugo de papelón.

lunes, 3 de febrero de 2014

Es cuestión de suerte

Suelen decir que cuando las personas quieren prosperar, solo tienen que estudiar y trabajar. Luego viene comprar la casa, el carro, los viajes, las cosas “básicas” que una persona promedio necesita en el mundo occidental.

En Venezuela, la nación a la que mi abuelo italiano decidió hacerla su hogar luego de la guerra, es un país que tiene llanos donde se puede criar mucho ganado; una zona andina donde se puede sembrar una variedad enorme de vegetales; una zona costera que brinda muchos tipos de mariscos y pescados, pero sobre todo tiene reservas muy grandes de oro, petróleo y gas; sin embargo, aquí “progresar” es cuestión de suerte.



Una vivienda es algo prioritario para que una familia promedio pueda estar un poco estable. Pero antes de obtenerla, una familia como la mía, con un padre Ebanista y una mamá ama de casa han pasado por diversas odiseas para conseguirla.

Comprarla ya construida requiere tener varias líneas de crédito abiertas, un número aceptable de dinero ahorrado y muy buenos amigos que te avisen donde vean una ganga. Actualmente una vivienda en un sector de clase media baja no cuesta menos de Bs500.000, o así es que aparece en los diarios regionales y una amiga que tiene una inmobiliaria nos repite constantemente que la línea de crédito del fondo habitacional es de máximo Bs350.000 y el número de personas que lo aceptan es muy escaso, por la tardanza del papeleo.

Otra opción es construir una casa, para eso hay que empezar visualizando el terreno y cada vez son menos los ofertados, a aparte de la escasez, los precios generalmente no son accesibles para una pareja donde sólo uno en casa trabaja y que además deben pagar alquiler.

Con un golpe demasiado extraño de suerte, muchos préstamos y algunas limitaciones, por fin mis padres lograron comprar una parcela de terreno ¡Todo parecía muy perfecto!

Por aquí y por allá

Requisitos por aquí y por allá, luego de un año de papeleo y esperanzas acumuladas llego un vecino con la maravillosa noticia “ay señora no luche más, que si ustedes no tienen los servicios públicos ningún ente les fabricará la casa y estos terrenos no los tienen”. Así comenzó la odisea de proyectos para servicios públicos, pero decían ¡plata no hay!

Agotadas todas las esperanzas por los medios estadales, con algunos trabajos escasos de mi mamá y míos, ahorramos algo de dinero. Así comenzamos este proyecto habitacional. Las primeras cabillas, la malla trucson y el cemento para la construcción, no fueron fáciles de conseguir, pero se consiguieron con algunos contactos estratégicos.

Actualmente cuando no ha pasado ni un año desde que comenzamos la primera fase de la casa, amanecer en colas para comprar cemento, caminar por infinidad de ferreterías para conseguir un tubo y que todo se haya triplicado es realmente duro, una situación por lo que tristemente hemos tenido que pasar.

La casa de mis padres, en el fondo las casas "Bolivarianas"


Nada de paseos, ropa o fiestas. Con deudas pagables a amigos que dan facilidades con el tiempo y las cuotas de pago, así la mitad de la casa ya está habitable, la otra es un proyecto a futuro cuando todo se encuentre normalmente. Pero lo más curioso es que después de haber perdido las esperanzas, un frente bolivariano apareció de la nada y en un tiempo récord de 2 meses casi tiene culminadas en el mismo sector, 17 viviendas.

Ahora la frase favorita de mis padres, cuando le preguntan que porque no se esperaron es: “en este país todo es cuestión de suerte”